Hay días en que las cosas sencillas: vivir junto a una plaza verde y plácida, el café en la mañana para bien despertar y el té en la noche para mejor dormir, el olor a lavanda en mi pequeño balcón o las flores del geranio o del rosal frente a mi ventana, la llamada de los hijos y la visita de sus hijos me hacen agradecer al mundo estar aquí nomás, tener ojos y olfato y vivir de a poco, de día a día.
Otros días el cielo se me nubla y me aplasta: el olor a sangre que desprenden las noticias de los diarios, la tv o la red me marea, me apabulla, me noquea; la muerte rondando en cada puente, anunciada en cada manta, promocionada con cada disparo vuelven grito mi voz y ahogo mi respiración. Y quiero volverme un ovillo, una piedra de sal, un animal que hiberna hasta tiempos mejores. Pero quién mejorará los tiempos sino cada uno, yo incluida?
Julieta
Pego aquí un bello poema de Daisy Zamora, acorde a los ánimos de muchos vivientes y sufrientes en este país, hoy.
Algún día los campos estarán siempre verdes
y la tierra será negra, dulce, y húmeda.
En ella crecerán altos nuestros hijos
y los hijos de nuestros hijos…
Y serán libres como los árboles del monte
y las aves.
Cada mañana se despertarán felices de poseer la vida
y sabrán que la tierra fue reconquistada para ellos.
Algún día…
Hoy aramos los campos resecos
pero cada surco se moja con sangre.
DAISY ZAMORA