Desde siempre supiste que los dioses fueron inventados por el hombre
cualquier dios, por la humanidad entera
ante la vulnerabilidad y la finitud de la existencia,
el miedo, la tristeza buscan consuelo
Siempre lo supiste pero nunca como ahora has visto repetido
este afán de sujetarse a dios.
La guerra cruenta es la culpable. La sangre derramada lastima más allá de toda proporción
Los cuerpos aniquilados o perdidos son fantasmas fieles,
se fueron para quedarse
Demasiado dolor, sin tregua y sin medida
hace que la gente se refugie para no tornar en locura su existencia
Si no, cómo poder levantarse cada día, verse al espejo
tomar alimentos, salir, hablar, vivir la vida
si enterrado en el cuerpo yacen el rostro, la voz de quien no viene más
Ves los rostros de quienes aún a pesar de la pena se sostienen
gracias a la fe en un imaginario que benigno
les da cierta dosis de paz,
apenas un remanso, un descanso.
Para ellos, suficiente