Días de vorágine me impiden muchas cosas y me impelen a otras. Hago muchas cosas que quiero y otras que no. Dejo de hacer cosas que quiero y afortunadamente no de da tiempo de hacer lo necesario que no deseo. En fin, yo me entiendo. A veces.
En la consulta nacional para lograr echar a Calderón de un puesto que usurpó hace más de 4 años no pude participar presencialmente. Afortunadamente hubo oportunidad de hacerlo en línea. Lo hice por principio, porque es enfermo vivir lo que vivimos y no reaccionar. Aplaudo a las organizaciones que se echaron la tarea a cuestas; pero también las responsabilizo recordándoles que en el 2006 hubo una consulta nacional y que en ella no pocas organizaciones ahora convocantes -especialmente aquellas posicionadas cerca del zapatismo- decidieron abstenerse del proceso. Si aquella consulta hubiera sido otra, nuestra realidad actual también lo sería: no estaríamos viviendo el infierno de pobreza, miedo, represión y muerte. Que lo razonen tantito
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