El útlimo golpe al SME fue dado por la JFCA al determinar terminada la relación laboral entre LyFC y el SME. No extraña a nadie el fallo. Extrañaría un fallo diferente. Desde hace mucho tiempo las Juntas de conciliación resuelven a favor de los patrones la mayoría de las veces, lo mismo que la secretaría de Trabajo, con el gorila de Lozano Alarcón, sirve al empresariado más que a los trabajadores. El Estado cierra caminos pacíficos, de diálogo o acuerdos. Nomás sus chicharrones truenan haiga sido como haiga sido.
En un país lesionado por el fuego cruzado y vulnerado en sus derechos más elementales, ¿que esperanza existe? Quienes crean que el arresto de La Barbie, la muerte "discreta" de Nacho Coronel o la irrespetuosa manera de burlarse postmortem de Beltrán Leyva, expresan un efectivo combate al narcotráfico, que nos expliquen de qué manera todo ello incide en la disminución de la inseguridad para el grueso de la población. Seguimos teniendo miedo a salir a las calles, a las carreteras o en la noche. Continuan las muertes no previstas de víctimas inocentes. Secuestros y asesinatos diarios inundan los noticieros y la prensa escrita. 28 mil muertos en menos de cuatro años no le pesan a nadie, claro! son de gente anónima y la mayoría pobre. Si el 10% de esa cifra fueran potentados ya veríamos la diferencia: cacerolazos para tirar al espurio y acuerdos para buscar sustituto. En cambio, mientras algunos pudientes deciden huir, haciéndolo explícito o manteniéndolo casi en secreto, otros presumen de no tener miedo: Zambrano y el mismísimo Calderón. Huelga decir que las condiciones de esos valientes prohombres no las disfrutamos la inmensa mayoría de la población. Nosotros, los más, amedrentados o indiferentes, debemos quedarnos a esperar lo que los valientes que se quedan decidan recetarnos, bajo el cuento de que están ganando la guerra contra el narco.
¡Dónde quedaron quienes retaban: nos vemos en el 2010? Entérense, el 2010 se aproxima a su fin, y la que quizo ser advertencia pasa a ser ridícula bravata.
Algunos, en esta ciudad prestada, seguimos extrañando la respuesta ante tanto agravio. Se siguen viendo siempre los mismos personajes en las protestas, el número no crece. En mi otra ciudad, también norteña, el panorama es casi el mismo. Será que la gente del norte no sale del pasmo pero lo hará algún día? O estaremos predestinados a irnos anexando a los intereses y cultura de los vecinos más allá del Bravo?
J.
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