UNAM/Economía
Oaxaca, México.- A 78 años de la expropiación petrolera, en las últimas tres décadas en México ha avanzado la reprivatización del sector energético, señalaron académicos de la UNAM.
Alejandro Álvarez Béjar, de la Facultad de Economía (FE), aseguró que el sector petrolero llega a este aniversario en una situación de “semidesastre”, porque no se están tomando las medidas de corto plazo para fortalecer a Petróleos Mexicanos (Pemex), sino que continúa la idea de desmantelarlo a pedazos y abrirlo al capital privado.
Lo lamentable, abundó, es que la nación no articula este rubro para beneficio de la población, ni genera un sector energético competitivo para hacerlo uno de los espacios de mayor rentabilidad, donde se ubican las mayores cadenas de valor agregado, apuntó.
En ese sentido, Sergio Suárez Guevara, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), sostuvo que Pemex ha demostrado ser una empresa rentable que debe mantenerse como sustento energético, económico y financiero del país.
Tan sólo entre 1983 y 2008, la paraestatal tuvo ingresos por casi 1.2 billones de dólares. Pero, ¿qué ha pasado con esos recursos?, ¿por qué la empresa no se ha podido desarrollar a pesar del volumen de ingresos que registra?
Se necesita el rescate de la industria petrolera, otra visión de futuro; cualquier programa alterno que se impulse requiere, de manera estratégica, que este recurso esté en manos de los mexicanos, subrayó.
Suárez Guevara dijo que en los dos últimos sexenios se han obtenido 750 mil millones de dólares vía Pemex. Sin embargo, no hay empresa que pueda subsistir si del 100 por ciento de las utilidades que adquiere después de restarle gastos financieros y de operación, el 100 por ciento cubre su régimen fiscal, agregó.
Asimismo, opinó que entre 50 y 70 por ciento de los fondos de la paraestatal deberían destinarse para el desarrollo operativo, financiero, tecnológico y de mejoramiento en diferentes aspectos de la industria.
La electricidad
En lo referente al sector eléctrico, Álvarez Béjar comentó que el esquema de privatización se enfoca esencialmente al ámbito de la fibra óptica, negocio futuro en las telecomunicaciones. Se abre un espacio en el que quienes compiten más son el capital español y el estadounidense.
La figura de productores independientes de energía se había empujado hacia una dirección privatizadora, y ahora, con el asunto de la fibra óptica, se da otro empellón.
Para Sergio Suárez, en la actualidad la energía y la petroquímica siguen siendo el gran futuro para cualquier nuevo plan nacionalista. No es posible seguir generando altos ingresos y que se tengan mayores deficiencias, “tenemos conocimientos, experiencia, los cuadros profesionales que se requieren, hay que aprovecharlos en beneficio de la nación”.
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